Revisión de datos: 7 mitos sobre las vacunas contra el COVID-19

La anestesióloga Anoushka Afonso recibiendo la vacuna contra el COVID-19.

La enfermera clínica Janine Guerra le administra la vacuna contra el COVID-19 a la anestesióloga de MSK, Anoushka Afonso.

Mito: Las vacunas de ARNm modifican el ADN y pueden provocar cáncer.

Verdad: Ninguna de las vacunas interactúa o modifica el ADN de ninguna manera, por lo que no pueden provocar cáncer.

El ARN mensajero (ARNm) no es lo mismo que el ADN y no puede combinarse con el ADN para modificar el código genético. Así es como funcionan realmente las vacunas de ARNm:

Las vacunas de ARNm utilizan una pequeñísima parte del código genético del coronavirus para enseñarle al sistema inmunitario a producir una proteína que desencadenará una respuesta inmunitaria en caso de contagio. El ARNm es frágil y da las instrucciones a las células para crear anticuerpos contra el SARS-CoV-2. No entra al núcleo de la célula, que es la parte que contiene el ADN.

Por lo tanto, no es cierto el mito que dice que de alguna manera la vacuna de ARNm podría inactivar los genes supresores de tumores.

Mito: Si no tengo riesgo de complicaciones graves de COVID-19 no necesito la vacuna.

Verdad: Las personas sanas pueden tener una infección por COVID-19 grave. Aunque tienen un menor riesgo de sufrir complicaciones graves por COVID-19, pueden contraer y propagar el virus. Al vacunarse se protege usted y protege al resto de la comunidad.

Mito: Las vacunas se desarrollaron muy rápido. No podemos estar seguros de que sean seguras.

Verdad: Las vacunas contra el COVID-19 se desarrollaron rápidamente en comparación con vacunas anteriores porque científicos, médicos y agencias gubernamentales de todo el mundo invirtieron enormes recursos para reducir la burocracia y publicar los resultados tan pronto como estaban disponibles.

Más de 200 millones de estadounidenses han sido completamente vacunados y los CDC continúan haciendo un seguimiento de todas las reacciones adversas.

Seguridad y eficacia de las vacunas contra el COVID-19

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Mito: Obtener la inmunidad de forma natural es más seguro que obtenerla de una vacuna.

Verdad: El grado de inmunidad natural que una persona obtiene después de una infección varía de una persona a otra. Desarrollar inmunidad a partir de la vacuna es menos arriesgado que hacerlo de forma natural porque no hay modo de predecir la gravedad de los síntomas si se contrae COVID-19.

Mito: Si me vacuno me enfermaré.

Verdad: La vacuna no contiene ninguna parte del virus COVID-19, ni vivo ni inactivado. No hará que dé positivo en una prueba que busque una infección activa por COVID-19. Es posible que tenga efectos secundarios leves o moderados, como dolor en el sitio de la inyección, fatiga (sentir cansancio), dolor de cabeza y dolor muscular. No todas las personas tienen efectos secundarios. Pero si los tuviera, estos son normales y es una señal de que su cuerpo está creando defensas contra el virus.

Mito: Las vacunas no son seguras para las personas embarazadas o que están intentando quedar embarazadas.

Verdad: Hay sólida evidencia de que las vacunas son seguras y eficaces para las mujeres embarazadas. Un estudio de agosto de 2021 demostró que el riesgo de aborto espontáneo no aumentó en las personas que recibieron la vacuna de ARNm durante las primeras 20 semanas de gestación.

Según un estudio de junio de 2021 publicado en el New England Journal of Medicine, no se encontraron problemas de seguridad entre más de 35,000 personas embarazadas que recibieron las vacunas Pfizer-BioNTech (Comirnaty®) o Moderna (Spikevax™) contra el COVID-19.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos emitió un comunicado en el que enfatiza que “todas las personas que cumplan con los requisitos […], incluidas las personas embarazadas y lactantes, reciban una vacuna o una serie de vacunas contra el COVID-19”. La Sociedad de Medicina Materno Fetal también recomienda que las personas embarazadas o en período de lactancia se vacunen.

Mito: La cifra de muertes por COVID-19 es exagerada. Incluye a personas que ya estaban enfermas con otras afecciones.

Verdad: En un informe de los CDC sobre las muertes debidas al COVID-19, los investigadores descubrieron que el COVID-19 puede provocar directa e indirectamente la muerte. Las personas con afecciones subyacentes, como la diabetes o la obesidad, corren un mayor riesgo de contraer COVID-19 que las que no tienen afecciones preexistentes. Es verdad que las afecciones preexistentes de una persona pueden haber contribuido a que esta muriera por COVID-19. No obstante, si la persona no hubiese contraído el virus, es poco probable que su afección preexistente le hubiera provocado la muerte. De hecho, es probable que el número de muertes por COVID-19 sea mayor de lo que indican las cifras actuales. Por ejemplo, las personas que mueren de COVID-19 sin que hayan sido testeadas puede que no estén incluidas en las cifras actuales.


9 de diciembre de 2021


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